Viacrucis para sacar un pasaporte en Quisqueya la Bella

Lo primero: la enana no tiene pasaporte ni visa (es una indocumentada como dice el tío Marlon). Y la madre y la abuela y la mentada enana van en diciembre a pasar las navidades con el resto de los heinande’ por primera vez en par de años. Para no abandonar de cuajo las costumbres, la madre lo dejó para tarde; es que los malos hábitos son difíciles de romper. Pues, luego de una gran –abundante y constante insistencia de la delegación en el extranjero, inicio el proceso como toda ciudadana consciente de su papel de contribuyente (me daba risa que en todo momento así nos llamamos en las oficinas públicas “el contribuyente”): pago mis impuestos en el Banco del Reservas, allí no tuve que arreglarme las uñas en plena fila pues me atendieron sorprendentemente rápido y amablemente (hasta me acotejaron para que no hiciera mucha fila). Días después (it’s me), voy a solicitar el acta de nacimiento de la Alma. No había nadie, me brindaron café y “vuelva pasado mañana a buscarla”. Así lo hice y me la llevé. Todo un éxito, ¿verdad? Debí saber que no seguiría siendo así.
La semana siguiente, después de mucho barajarlo, ya es la semana de depositar los papeles. El día que decido ir, recuerdo (¡) que no le tomé las fotos a la niña… a correr fanáticos. Pues nos paramos en el Nacional a esperar que abran y después que abran el Fotoshop. Misión cumplida. A salir juyendo para llevar la niña al colegio. Bajo a Pasaportes; 1 hora de camino. Luego de que la vivaz y eficiente chica de información de “informara” mal a dónde dirigirme y hacer una fila de 10 minutos, le muestro mis papeles al imberbe a cargo: “sáquele una copia a las copias de los impuestos”…. ¿Copia a las COPIAS? ¿dónde decía eso? Me pongo en la fila en la que había, sin mentir 75 personas. Después de pagar una cantidad insultante por 3 copias, vuelvo donde el imberbe (no se preocupen que él se reivindica más adelante). Ahora, él mismo, revisando los mismos papeles de hace un rato me dice: “esas fotos no sirven”… pero, ¿por qué no me lo dijiste orita y entonces no hacía la fila de las copias? Porque , por supuesto, la niña NO andaba. Recojo mis miserables papeles y me voy. Una mañana perdida, casi.
Día siguiente. Nos levantamos aún más temprano. Y esta vez, la enana y la madre van juntas. El mismo imberbe me ve los papeles y dice las palabras más amadas para mí desde ese momento: “vaya a casos especiales”…. No sé si es procedimiento estándar con menores porque afuera, en la vorágine había mucha gente con niños, pero yo no iba a preguntar. Allá adentro, con aire, sin gente, empleadas muy educadas, todo fluyó perfectamente. Hasta que volvieron a decirme: “esas fotos no sirven, tómelas ahí afuera”. Eso ya lo sabía, sólo que no contaba con que Alma se iba a negar a tomarse la foto. Así como lo ven , la futura top model (según Mariel) dijo que no! Fue necesario paseo, visita al baño, los consabidos ofrecimientos, todo infructuoso. Hasta que mencioné las palabras mágicas: Jaime, Tía y ella misma hizo la ecuación: “avión”. Resuelto. Vamos con nuestras fotos, a terminar el expediente (ya fuimos al baño de nuevo), cuando, oh sorpresa!, el acta de nacimiento no estaba legalizada. La madre (YO), inexperta y consentida, no sabía que ELLA MISMA tenía que llevarla a legalizar. Las chicas de Casos Especiales fueron muy amables y le dieron curso al pasaporte con la condición de que yo llevara el acta legalizada antes o el día de recogerlo. Bien, nos vamos. A las 10:00 ya la enana estaba entrando al cole.
Ok! ¿y ahora? Es miércoles y es en 8 días que está listo. Pasa jueves, pasa viernes. No encuentro quién me haga esa diligencia. ¿Ir yo? Jamás. Pues el lunes, digo “voy pa’ allá abajo, se la doy a un tipo d’eso y ya”- así lo hago pero cuando estoy allá me dejo engañar con el letrero que dice “20-30 minutos”…. Ja! Me parqueo, dejo lavando el carro (que buena falta le hacía) y me dirijo a “la parte atrás rubia”. Allei había cuatro ventanillas, perdón, cuatro huecos en la pared a través de los cuales la gente introduce sus papeles y RD$20.00 dice una hoja de papel mal pegada con tape. Luego en unos bancos que ni que se estuviera pagando una penitencia uno debería pasar en ellos más de 8 segundos, allí había en promedio, 100 personas (no, estoy exagerando, eran 94). Ya un señor con un altoparlante me había puesto en una fila, pero 5 minutos de ese calor y esos olores me convencieron: me voy.
Salgo y me dirijo derechito donde unos señores que tienen su “despacho” en tres sillas plásticas justo al frente de la entrada. Cierro el negocio con uno de ellos que, por la módica suma de RD$350.00, y que le deje $200 alante, “yo le resuelvo eso en media hora doña”. Le digo que mejor vuelvo al mediodía y así lo hago. Cuando vuelvo, no me lo van a creer. La jeva que tenía mi acta se fue degarita’ y se le llevó. Supuestamente, se había muerto la mamá de su jefe y ella se fue (¡…..!). respiro profundo y me digo “esto no me puede estar pasando a mí”. Lo llamo en la tarde a ver si la individua aparece pero nada. Ni en lso centros espiritistas. Decido que no me voy a volver loca. Debe haber alguna razón por la que Chucho no quiere que yo tenga ese papel hoy; quizás se cae un plafon de la oficina de Pasaportes cuando yo esté entregándola, quizás le falta un sello y doy otro viaje chino…. Lo olvido. Al otro día tempranito, el asistente legal me llama que ya la tiene en sus manos. Dejo mi escritorio lleno de órdenes a media mañana y salgo juyendo. La recojo y la llevo a su destino.
La cuestión es que, hoy miércoles, ya lo tengo en mis manos finalmente. El proceso tomó una semana justa; el resto de las incidencias paralelas pertenecen a la máxima “¿por qué hacerlo fácil si difícil también se puede?”… Pues porque siempre es más divertido estar al bordecito. De todas maneras, hay un aprendizaje.

Impuestos RD$1,700
Acta RD$80.00
Fotos –que no sirvieron- RD$100.00
Fotos nuevas RD$125.00
Acta Legalizada RD$350.00
Gasolina desperdiciada RD$incalculable
Años perdidos por el calor RD$ ni quiero saber

Estar más cerca de ver a Alma y a Jaime jugar de nuevo juntos No tiene precio.


Moraleja: Jamás vuelvo a hacerlo; no vuelvo a privar en correcta, en “hacerlo todo yo”, ¿llevarme otra vez del “es tan corrupto el que ofrece dinero como el que lo acepta”?… ja! Ja JA!