martes, octubre 02, 2012

Yo leo (y veo) dramas policiales

Hasta yo misma me pregunto cuántas veces puedo ver el mismo capítulo repetido de Law & Order (y los he visto todos, de todas sus franquicias); la última novela policíaca que leí fue Cinco Mujeres y Media, cuyo protagonista era un mediocre teniente llamado Méndez, con un triste desempeño como policía pero las mejores intenciones, que resuelve el caso prácticamente sin darse cuenta. Los gringos han acuñado la frase "guilty pleasure" para definir algo que nos gusta pero a la vez nos avergüenza. En mi caso no es tanto así, pero reconozco que no elijo este género por su valor literario ni dramático en el cine, sino porque me entretiene, me divierte y ayuda a disipar. Lo siento, el chick flick no me divierte nada, todo lo contrario, me enervo ante tanta estupidez y termino con dolor de cabeza. Y ese no es mi concepto de relajación.

Cuando era niña, le robaba las novelitas de policías a mi papá, que sentía fascinación por el mundo de la mafia. Recuerdo vívidamente estos ejemplares económicos, en papel amarillento, que él compraba en las antiguas (y ya desaparecidas) librerías del Conde. Uff, las aventuras del cuerpo policial de NY (los new york finest) que viví a través de esas páginas. Con los años, evolucioné a seguir casos de asesinos en serie, estudios sobre perfiles del FBI, etc. Hasta llegar hoy a ver y repetir episodio tras episodio de Criminal Minds.

El punto es que yo sé lo que leo, estoy consciente de lo que son. Nunca un autor de estos ganará un Pulitzer ni un Nobel, pero sí mucho dinero, entran y salen de las listas de bestsellers con la celeridad de los sabores nuevos de Helados Bon. Ahora bien, eso a mí no me importa, los amo. Pero los amo con conocimiento, sería incapaz de ilusamente decir que son "el mejor libro que he leído". Por favor.

Esa es mi crítica hacia quienes han caído en una de las mayores, y casuales, estrategias de los últimos años: 50 shades of grey. Una serie que tiene al mundo, al mundo, de cabeza, con su anzuelo de sexo, sadomasoquismo, erotismo burdo y un protagonista "deseable" (inserte aquí la cantidad de signos de admiración que su teclado le permita). 

Yo no tengo nada en contra del libro en sí, hay miles de obras igual de malas (y hasta peores) publicándose cada año, y así seguirá sucediendo (diosz! Paulo Coelho sigue siendo uno de los autores más vendidos del mundo!), lo que digo es: Léase su novelita en paz pero no quiera vendérmela como el libro del siglo, porque no lo es.  Como no puedo hablar sin saber, por supuesto que lo leí, el primer libro. Lo leí en el kindle, si hubiera sido un libro físico, con lo malcriada que soy, lo hubiese tirado al inodoro al terminar. Donde pertenece.

50 shades of grey (y sus dos secuelas) no es más que un producto mercadológico dirigido a amas de casa que hace años no tienen un libro en sus manos. Ya, lo dije antes y lo repito aquí para no ser tildada de hipócrita. Si usted lo que quiere es literatura erótica, las opciones son muchas, y mejores:
George Bataille
Henry Miller
HD Lawrence
Anais Nin
Marguerite Duras
(y si se siente valiente, El marqués de Sade)

Buscando compañía en internet sobre esta aversión encontré estos artículos, cuyos autores tuvieron más éxito que yo siendo divertidos y asertivos. Léanlos, se los recomiendo. 
El video es la comediante Ellen participando en una audición para el audiolibro de la serie, no les digo más. 

Reseña en Goodreads Artículo del New York Times The Guardian, Por qué las mujeres aman 50 shades of Grey. 

1 comentario:

Pabletowh dijo...

Que viva AXN!!!!