Comienza la temporada de pelota criolla, el beisbol invernal, y nuestras marcas se activan a un 200%: los que no imprimen ni un bajante 2x3, quieren una valla en el Estadio Quisqueya, los que no patrocinan ni la hora, quieren menciones en vivo en todas las transmisiones de las Aguilas. Y así sucesivamente.
En un post anterior, comentaba la similitud en los comerciales de dos de las marcas de cervezas más importantes de RD: Brahma y Presidente. Hoy, como las malas prácticas parecen ser contagiosas, le toca el turno a las campañas de los equipos Leones del Escogido y Tigres del Licey.
Independientemente de lo que siento por los conceptos utilizados, ya expresado en mi otro blog, lapuraveidá, sorprende que ambos equipos se hayan lanzado a una campaña publicitaria costosa, amplia y usando un recurso muy parecido: la supeditación de la mujer como objeto de placer del hombre (ya sea un tigre o un león).
Ambas dirigencias han coincidido en el tipo de comunicación, y compitan entre sí cuál es más alienante. Si esto es un reflejo de lo que "la gente", esa masa uniforme y acéfala al parecer, quiere, estamos mal.
Nunca me cansaré de preguntarme por qué los anunciantes se arriesgan a poner sus marcas en manos inexpertas, sin tal vez contar con los debidos estudios que les indiquen sus niveles de reconocimiento, preferencias del público objetivo, básicamente el pan diario de las agencias. Costo, desconocimiento, no sé.
En un post anterior, comentaba la similitud en los comerciales de dos de las marcas de cervezas más importantes de RD: Brahma y Presidente. Hoy, como las malas prácticas parecen ser contagiosas, le toca el turno a las campañas de los equipos Leones del Escogido y Tigres del Licey.
Independientemente de lo que siento por los conceptos utilizados, ya expresado en mi otro blog, lapuraveidá, sorprende que ambos equipos se hayan lanzado a una campaña publicitaria costosa, amplia y usando un recurso muy parecido: la supeditación de la mujer como objeto de placer del hombre (ya sea un tigre o un león).
Ambas dirigencias han coincidido en el tipo de comunicación, y compitan entre sí cuál es más alienante. Si esto es un reflejo de lo que "la gente", esa masa uniforme y acéfala al parecer, quiere, estamos mal.
Nunca me cansaré de preguntarme por qué los anunciantes se arriesgan a poner sus marcas en manos inexpertas, sin tal vez contar con los debidos estudios que les indiquen sus niveles de reconocimiento, preferencias del público objetivo, básicamente el pan diario de las agencias. Costo, desconocimiento, no sé.
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