Hoy se cumplen 60 años del fallecimiento de María
Africa Gracia Vidal, mejor conocida como María Montez. El apellido Montez
lo tomó en homenaje a la bailarina Lola Montez.
Fue nombrada reina del technicolor gracias a su éxito
comercial como estrella de películas filmadas en esta nueva técnica.
El technicolor fue el primer intento efectivo de la industria cinematográfica
de hacer la transición del cine blanco y negro, a reproducir en pantalla los
colores de la realidad. María Montez fue protagonista de varias
obras durante la década de 1940, en las que siempre interpretó la típica seductora
que usaba vestidos con trajes de fantasías y joyas brillantes. Un estereotipo
habitual de las producciones de la época, que le dejó mucho dinero a los estudios.
En esa época, el negocio de los estudios era producir películas
prácticamente al por mayor, para lo que tenían bajo contrato (usualmente
abusivos) actrices hermosas y que cumplían con una serie de características
físicas y de estilo dependiendo de las preferencias de cada público. Los
papeles interpretados por estas actrices correspondían, también, a acartonadas
ideas preconcebidas, dentro de historias de aventura, fantasía, romance y
belleza. Claro que hubo sus excepciones, directores que imponían su idea,
actrices y actores cuyo talento sobresalía muy por encima de las restricciones
de los estudios. Pero ese, me temo, no fue el caso de nuestra María Montez.
Hermosa sí era, carismática también. Valiente, aguerrida es
indiscutible, porque salir de un pueblo como era Barahona en la década de 1930
y vivir en Nueva York no es tarea fácil, a pesar de provenir de una familia
rica, las diferencias culturales de las grandes metrópolis con la República
Dominicana apartada y encerrada eran abismales.
Cada vez que se toca el tema se me tilda de anti-patriótica
porque nunca he considerado que María Montez sea la gran ACTRIZ que les gusta
decir a periodistas, enganchados a críticos, y público en general. Es
cierto que ninguna dominicana hasta ese momento había llegado donde ella llegó,
y que su hazaña esadmirable, pero ya Zoe Saldaña, por ejemplo, la superó hace
rato. Los méritos de los artistas deben basarse en su talento, dedicación y las
huellas que dejan en su área. Su trascendencia se define por las obras que
dejaron y la calidad de su interpretación, en el caso específico de los actores.
A lo largo de su carrera Maria
Montez participó en alrededor de 26 películas, 21 de los cuales fueron hechas
en Estados Unidos y cinco en Europa, donde tradicionalmente se disfrutaba de
una mayor libertad artística. Muchas de sus películas americanas pertenecían al
cine B, películas realizadas con bajo presupuesto y actores principiantes, no
reconocidos o en decadencia. La clasificación se siguió usando después de la
caída de dicho sistema y se asocia comúnmente a producciones de baja calidad.
Sólo los dominicanos hablamos de María Montez, lo cual no
está mal, pero si haces una búsqueda rápida sólo en Internet en los principales
portales y blogs de cine, encuentras pocas referencias. Como María, fueron
cientos las actrices que pasada la época de oro de los estudios, cayeron en
decadencia, siendo recordadas únicamente por lo nostálgicos amantes del cine
vintage.
A pesar de esta valoración muy personal, hay quienes la
incluyen en las listas de emblemáticas figuras del cine de oro que nunca fueron
reconocidas por la Academia, junto a Ida Lupino, Joan Bennet, Myrna Loy, y
hasta la misma Marilyn Monroe. Es una figura que a 60 años de su fallecimiento
genera controversias por su paso por el cine.
Más interesante me parece a mí la idealización de
María Montez como icono del estilo camp, que le otorgó el director
de cine underground Jack Smith.
Escribió una obra titulada "The
Perfect Filmic Appositeness of Maria Montez", refiriéndose a ella como
"The Wonderful One" o "The Marvelous One", e hizo
elaborados homenajes a las películas de Montez
en sus propias películas, incluyendo la famosa Flaming Creatures. John Waters es otro realizador importante del
cine camp. Aquí una descripción entretenida de este
sub-género.
Si pueden, traten de conseguir algunos de sus
títulos más importantes, como: Alí Babá y los cuarenta ladrones, Las Mil y Una
Noches o Atlántida.
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