El Mapa del tesoro

Este cumpleaños me encuentra en el umbral del mayor reto profesional que he enfrentado hasta ahora. Una posición con la que había fantaseado por largo tiempo, y a la que había rondado, con más miedo que vergüenza, desde hace como 3 años.

Si las palabras de aliento y deseos de éxito son un indicativo confiable, me irá muy bien. Yo no soy de brincar de aquí para allá (11 años en la misma empresa lo demuestran), pero sí de puntos finales. De dar oportunidades, de buscarle la vuelta y, a veces, poner la otra mejilla. Pero el día que se acabó, así fue. Este ciclo, como otros antes, se cerró.

Y me arriesgo a pensar que el momento no es fruto del azar, sino que se concretiza como inicio de otros cambios venideros, o en medio de novedades que se están gestando por lo bajo en algún otro plano, y ya surgirán cuando sea conveniente. La Dioscidencia trabajando a todo vapor.

Me alienta y me fortalece. Se agradece, se aprecia. Porque, ¿de qué valen los años, los días, si no aprendemos nada? Para subir una escalera, necesariamente hay que dejar atrás un escalón. Pensar en el de arriba, el próximo, pero fijando bien los pies para no caer.

Feliz cumpleaños a mí (que no es hoy).

® La foto es de http://www.mccullochs.on.ca/acatalog